LOS IMPRESCINDIBLES

Los imprescindibles del campo trabajamos la mayoría del tiempo solos, pero nos sentimos parte de un equipo.
Miramos al cielo, esperamos la lluvia cuando nadie la quiere.
Conocemos los olores, los colores y los sonidos de la tierra.
Somos los hombres y las mujeres del campo, los que trabajamos día tras día para que nada se pare. Los que garantizamos el suministro y la calidad de los alimentos para toda la sociedad.

¿Quiénes somos LOS IMPRESCINDIBLES?

Todos los agricultores y ganaderos que, a pesar de viento, marea, leyes, pandemias, granizos, depredadores o fauna salvaje, seguimos trabajando para alimentar la vida.

Y a todos nos definen los mismos rasgos que se manifiestan con más intensidad en diferentes momentos de la campaña. Pero lo que siempre está ahí es el tesón, la lucha, el trabajo y el amor por nuestra tierra.

Somos un pequeño grupo que representa todo el trabajo que hay detrás de las personas que viven de y por la tierra.

Es el agricultor respetuoso y sensible con la Naturaleza. El que nos sorprende ayudando a los pájaros que han decidido anidar en sus cepas. Porque, por encima de todo, los agricultores y ganaderos respetamos la tierra y a todos lo que la habitan.

Es aquella que no se amilana ante los problemas, que busca soluciones inimaginables, formas de proteger sus animales, de ayudarles. Aquella que madruga, se esfuerza, no libra los fines de semana; y, también, la que investiga, pregunta y comparte experiencias para seguir aprendiendo y tener cada vez más posibilidades de encontrar una solución.

El que mira al cielo, repara en el color, la densidad y las formas de las nubes y ansía que no caiga la mala nube que eche a perder su cosecha; y, después, el que espera ansioso el momento de la poda y de la cosecha para cerrar el ciclo como siempre debería ser, pero no siempre sucede. Es el que huele la tormenta y el que anhela los rayos de sol.

La que comienza el ciclo, la estación, la que da origen a todo con la siembra. La que valora la importancia de la materia prima, la que ve en las semillas el alimento de muchos seres, la que conoce cómo prepararlo todo para, después de la necesaria espera, recoger la cosecha que, a su vez dará origen a la elaboración de los alimentos.

Es el corazón y la cabeza, el que es capaz de realizar su labor con tranquilidad en la granja en entornos de aparente caos. Aquel que, pese a las circunstancias, cree en el valor de su trabajo, de la constancia, de las horas intempestivas y que lo realiza con el sosiego que le aporta su experiencia.

Somos los hombres y mujeres del campo, los que alimentamos la vida, los insustituibles.

Somos Los Imprescindibles.