El pasado viernes entró en vigor un decreto de la Consejería de Agricultura y Ganadería en el que se establecen flexibilidades en algunas ayudas cofinanciadas por el FEADER. Algunas de esas flexibilidades ya se adoptaron en 2022 ante las dificultades surgidas por la guerra de Ucrania y por las consecuencias de la pandemia. Las incluidas en este decreto tienen como objetivo aliviar la presión de agricultores y ganaderos ante el retraso en la aplicación de la nueva PAC, la sequía o las pérdidas ocasionadas por los ataques del lobo.
Sin embargo, las flexibilidades solo se podrán aplicar por unas circunstancias excepcionales que hayan dificultado la ejecución y planificación de inversiones concretas cuya viabilidad se haya visto afectada. Además, deberán ser solicitadas por los propios interesados quienes tendrán que acreditar estas circunstancias y la administración estudiará la solicitud caso por caso.
De esta manera, las medidas incluidas en este nuevo decreto se dividen en dos apartados:
Las referentes a las inversiones en explotaciones, es decir, planes de mejora, e inversiones por entidades asociativas de las convocatorias de los años 2022 y 2023. La administración no aplicará penalizaciones por renuncia comunicadas después de la concesión, por diferencias en el importe entre la inversión aprobada y la justificada o por inadmisión de futuras solicitudes en los casos en los que la ejecución de la inversión suponga un porcentaje inferior al 50% sobre lo aprobado.
El decreto también incluye ayudas a la incorporación de jóvenes. Así, se podrá conceder una prórroga por hasta un año para la correcta ejecución del plan empresarial para aquellos jóvenes que este año cuenten con una resolución de concesión y se encuentren en esa fase. Además, se permitirá que, en el ejercicio de 2023, se tengan ingresos de actividades ajenas a la actividad en la explotación que sean superiores a los que permite la normativa. Por último, se podrá admitir la renuncia sin que aplique penalizaciones para aquellos jóvenes incorporados en explotaciones ganaderas extensivas que hayan sufrido reiterados ataques del lobo a su ganado.
